sábado, 24 de agosto de 2013

Capitulo 6

Capitulo 6:Nieble
A mi lado Astaroth, me miraba con sus preciosos ojos rasgados algo tapados por su largo cabello negro azabache. Mire al rededor y vi a todos mis seguidores, luego desvié la mirada a las dos chicas situadas en medio de la calle agarradas de la mano. Estaba convencida de que eran la hechicera y la maga. ¿Quienes iban a ser sino?

Me acerque a ellas lentamente viendo como sus ojos aterrados miraban de aquí para allá. Estaban agarradas de la mano muy fuertemente, “que monas...” pensé.

Astaroth me izo un gesto y yo asentí con la cabeza. Nuestro plan ya estaba en marcha y nadie se iba a interponer.

-Hola guapas. Kiara y Alexa ¿me equivoco? -ambas me miraron desconcertadas. Agarre la cara de la hechicera blanca y la obligue a mirarme a lo ojos. Era extraño ya que sus ojos irradiaban calor.
-¿Que... que quieres? -pregunto la muchacha de pelo rubio.
-Nada, solo quería veros. ¿Sabes Kiara? Yo te imaginaba, más... adulta digamos, pero ya veo que eres igual de débil que tu maldita madre.
-¡Dejala en paz Nieble! -grito una voz que me resulto irritante mente familiar.
-Vaya, vaya, pero si es Matt. Veo que sigues igual. -le guiñe un ojo con descaro y le roe la mejilla.
-¿Que quieres? -pregunto apartándome la mano de su cara.
-Nada, solo venia a hacer una visita.
-Creo que es hora de que te vayas -dijo poniéndose en guardia.
-¿Por que? Kiara y yo estábamos ablando. ¿Verdad? -la volví a agarrar de la cara y la moví de un lado a otro.
-¡No la toques! -el pequeño hombre lobo se estaba enfadando, los ojos le brillaban u sus dientes empezaban a afilarse.
-¡Nieble, ya esta! -grito mi amigo a la distancia.
-En fin, ha sido todo un placer conocerte Hechicera. Adiós Matt -le lance un beso burlonamente y tras dar un salto comencé a volar. Mis alas grises brillaban en aquel grandioso cielo rojo, y mi pelo blanco se removía con el viento. Pronto me junte con Astaroth, nos alejamos rápido antes de darles tiempo de siquiera enterarse de lo que habían perdido.

-¿A habido algún herido? -pregunte al muchacho de pelo negro.
-No, no de los nuestros. Un chico intento interponerse y no a acabado nada bien y ha muerto algún que otro estúpido aldeano. ¿Cuando entenderán a no interponerse?
Yo reí. Me encantaba estar con el. Siempre había estado conmigo y sentía cierto cariño hacía el. En cambio el estaba perdidamente enamorado de mi.

Una vez en el castillo fuimos a mis aposentos y seguimos planeando nuestros futuros movimientos. Me senté en el gran sillón negro de cuero y Astaroth se acomodo a mi lado.

Muy cerca.

Podía incluso escuchar el sonido de su respiración. Me miro con aquellos ojos tan profundos que el tenia y agarrándome de la barbilla me beso. No era la primera vez que lo hacia pero no me importaba.

En ese preciso momento mi consejero entro en la habitación.

-Nieble, tienes que salir a comunicar los siguientes pasos del plan al balcón. Todos están ansioso por saber cual sera el próximo movimiento.
-Vale, ahora mismo voy. ¿Que tal están nuestros queridos invitados?
-Aseguraros de que no tenga posibilidad de huir, ya sabéis que están dotados de magia. -añadió el chico que me acababa de besar.
-Si, los vigilan las veinticuatro horas del día.
-Excelente. Me voy a cambiar y ahora salgo, dame dos minutos.

Los dos salieron de mi habitación y yo me quite la ropa. Revise mi armario y decidí ponerme un vestido negro rasgado, decorado con algunas cadenas y unas botas negras de cuero con un gran tacón. Como accesorio me puse mi gargantilla negra preferida y un gran anillo con una piedra roja que parecía brillar.

A la salida Astaroth me esperaba apoyaba en la pared.

-Estas preciosa -dijo abrazándome y besándome. Me agarro la mano y salimos me guío al balcón.

Al salir todos empezaron a corear mi nombre. Ice un gesto para que se callaran y comencé a contarles mi plan. Al acabar todos volvieron a gritar entusiasmados. El fin se acercaba y pronto gobernaríamos Keyala.

Ya quedaba menos.






martes, 23 de julio de 2013

Capitulo 5


Capitulo 5: Alexa
Me desperté temprano creyendo que todo había sido un sueño, pero no, ahí estaba. En esa extraña mansión de yo que se donde. Mire por la ventana y me puse a pensar. ¿Como podía ser yo una bruja? Todo era muy raro.

Cuando iba a cambiarme de ropa recordé que no llevaba nada más que lo que llevaba encima. Mire al rededor. Me acerque a un gran armario que había en el cuarto para verlo más de cerca y vi como estaba lleno de ropa. Cogí unos shorts azules, una camiseta de tirantes negra y unas vans azules y negras, era parecido a lo que llevaba de normal. Después, entre al baño y me puse una coleta alta. Era mi peinado favorito, y también me maquille un poco.

Fui a buscar a Kiara. Llevaba puestos una falda , una camiseta de tirantes fucsia y unas botas de cuero negras, siempre le a gustado ese bonito color. Como siempre su largo pelo estaba liso, y un poco de rimel y sombra de ojos hacia que sus ojos verdes parecieran más grandes.

Salimos juntas en dirección al comedor. Atravesamos el largo pasillo decorado con multitud de cuadros y plantas de variados colores. En el camino al comedor nos encontramos con Lys.

-Hola Lysandro. -le dijo Kiara.
-Hola chicas. Me a dicho Matt que después de comer vayamos los tres al vestíbulo.
-¿Para que? -pregunte yo extrañada.
-No tengo ni idea.

Fuimos a desayunar y al acabar, como nos dijo Lys recorrimos la mansión para llegar al vestíbulo. Una vez allí nos juntamos con Matt.

-Chicos, os e dicho que vengáis por que tenemos que ir a Bruber, Camtai y Hander.
-¿Por que? -pregunto Lys.
-Es un tanto difícil de explicar... -contesto Matt apartando la mirada.
-Da lo mismo, tu dínoslo. -le dije yo.
-Esta bien, os lo explicare lo mejor que pueda. Después de que la madre de Kiara falleciera, Nieble, nuestra mayor enemiga comenzó a atacarnos. Tratamos de detenerla pero es difícil. Siempre se adelanta a nosotros. La única señal de la que disponemos para saber que llega es como el cielo se tiñe de color rojo, aunque no sirve de mucho, ya que apenas avisa con una media hora de antelación. El ultimo ataque fue ayer, y secuestraron a la reina de las hadas, Mali. Por eso y por que debo encontraros unos tutores para que os enseñes como usar vuestros nuevos poderes.
-Vaya... No se que decir -dijo mi amiga mirándolo a los ojos.
-Tranquila, es normal -le contesto el mirándola también a los ojos. Vaya, parecía que había algo entre ellos. -Bueno, sera mejor que salgamos de aquí. Hay un largo camino por delante.

Salimos y vimos un precioso carruaje en la entrada. Nos montamos y rápidamente partimos a visitar a los elfos.
Tardamos una cuantas horas en llegar pero por fin, vimos luz al fondo del trayecto. Me asome por la pequeña ventana que había a ambos lados y vi un pueblo a lo lejos. Según nos íbamos acercando comencé a distinguir tejados de madera con bonitas chimeneas. En pocos minutos nos encontramos allí. En medio de aquel precioso pueblo lleno de vegetación. Las casas de madera eran todas preciosas, cada una diferente, algunas con puertas redondas, otras con ventanas con formas extrañas y vidrieras de colores.

-Bueno, yo tengo que ir a hablar con el rey Merne. Vosotros id a donde queráis. -nos dijo Matt. Luego se alejo en dirección a un edificio bastante más grande que los demás.

Kiara y yo fuimos a pasear, y Lys mientras tanto fue a una tienda de droguería que había allí. Vimos un montón de sitios. Todos en Hander tenían ojos verdes, algunos más claros y otros más oscuros, y sus cabellos tenian todo tipo de colores, algunos rojo, otros morado, verde... Todos en aquel extraño lugar eran muy amables. Se escuchaba música en todos los rincones y había animales por todos lados.

Era precioso. Todos se acercaban a saludarnos. Un anciano me regalo un bonito collar con un colgante en el que había algo que parecía un diamante con forma de estrella, muy brillante. Y a Kiara le regalo una increíble pulsera que iba a juego con su collar de brillantes.

-Que amables son todos aquí. -le dije mirando mi collar.
-Sí, me encanta este sitio. Me gustaría vivir aquí. -contesto Kia. -¡Ei!, ¡mira ese árbol! -dijo señalando un gran árbol en en centro del poblado repleto de flores de todos los colores y tamaños.
-¡Que bonito! -conteste fascinada. -Espera, ¿Kia? ¿Se esta moviendo?
-¿Tu también lo ves moverse? Creía que me estaba volviendo loca.

Nos miramos y como si supiéramos lo que estábamos pensando nos empezamos a reír. Decidimos acercarnos al árbol. Nos sentamos bajo el y Kiara empezó a cantar la que era nuestra canción de pequeñas, comencé a imitarla y unos aldeanos se acercaron a mirar. Algunos comenzaron a bailar, otros nos acompañaban con instrumento y los demás simplemente aplaudían. Una elfa comenzó a bailar mientras tocaba el violín. Era precioso y mientras tanto caían pétalos del árbol que se movía al son de la música.
Al acabar la canción todos empezamos a aplaudir. Una ola de alegría recorrió todo Hander.

Poco a poco todos volvieron a sus quehaceres. Mi amiga y yo nos quedamos allí contemplando aquel extraño árbol.

-Se llama Toth o simplemente gran T. -nos digo una voz desconocida.
-¿El árbol? ¿Tiene nombre? -pregunto Kia.
-¡Claro que tengo nombre! ¿¡Que esperabas?!
-¿¡Hablas?! -añadí yo cada vez más boquiabierta.
-Claro que habla. Es más, no calla. Lleva aquí muchas generaciones. A los niños les cuanta historias, y cada vez que nace un nuevo elfo una flor surge en el, en cambio cuando alguien mure una flor cae de el. -nos dijo el desconocido de pelo rubio, rizado y ojos de color verde esmeralda.
-Eso es, bien dicho Jade. -dijo Toth. Mirando al chico. Sí, el árbol tenia cara, aunque ya ni me parecía extraño aquello.

El desconocido (aparente mente se llamaba Jade), nos explico que Toth era la fuente de vida de Hander. Sin el nada era posible. Sí el recibía algún daño el pueblo pagaría las consecuencias.

De repente, a lo lejos vimos como un color rojizo cubría el cielo poco a poco. Me acorde de lo que Matt nos había contado, y eso me preocupo mucho. Vi también algo que volaba el el cielo a lo lejos. Parecían pájaros negros, pero a medida que se acercaban descubrí que me había enquiciado, eran ángeles. Ángeles oscuros.

A la cabeza iba una chica que seria poco mayor que yo con el pelo largo y blanquecino. Y a su lado un chico de pelo negro azabache la acompañaba.

Los elfos gritaban y trataban de esconderse. Yo quería huir de aquel lugar, pero no podía, estaba paralizada, y vi que mi amiga también lo estaba. Nos dimos la mano y esperamos a que los enemigos llegaran. Jade al pareces se había ido con los demás, y al árbol se le había borrado la cara.

Pasaron los minutos y de repente nos encontramos frente a la chica de cabello blanco. El miedo me invadió. Quise gritar pero no pude. Solo apreté la mano de mi amiga más fuerte. Mire de nuevo al rededor, pero no había nadie. Solo Kiara, yo y aquella desconocida de pelo blanco con su compañero.


jueves, 18 de julio de 2013

Capitulo 4

Capitulo 4: Matt

-Hola. Soy Kiara y ellos son mis amigos y mi hermana pequeña. ¿Donde estamos? -me pregunto la chica de ojos verdes.
-Hola Kiara. Te estábamos esperando. Yo soy Matew pero me llaman Matt. Venir conmigo. Pronto sabrás donde estamos. -le conteste. -Aunque creo que ya lo sabes... -dije con un tono de voz un tanto misterioso.

Vi que Kiara les hizo un gesto a sus amigos para que nos siguieran. Andamos por el camino de piedra hasta llegar a la ciudad. Esta no era como la ciudad en la que vivían ellos. Era mucho mas clásica. Parecía una ciudad sacada de un libro. A kilómetro más o menos de la ciudad se encontraba una mansión tan grande que parecía un castillo. Hay era a donde nos dirigíamos. Abrí la gran puerta de madera y deje pasar a Kiara y sus amigos. Les lleve al comedor en el cual se encontraba un señor mayos con una larga túnica azul oscura, pelo largo blanquecino y una gran barba del mismo color.

-¡Bienvenidos! -dijo -Os estábamos esperando.
-¿Usted nos conoce? -pregunto Nico. -y ¿por que nos esperaba?
-Sí, os conozco a todos y cada uno de vosotros, Nicolas. -contesto muy tranquilo. -Pobres niños. No entendéis nada ¿verdad? Dejad que os esplique. Estamos en Beniar, capital de Keyala. Antes de que preguntéis os diré que no, no estamos en la tierra. Este es otro planeta mucho más pequeño, creado por las antepasadas de vuestra amiga Kiara. -todos miraron a su amiga sin entender nada. -De generación en generación en la familia de Kiara, la mayor de las hermanas heredaba un don. Consistía en que poseía una gran creatividad y con ella escribía sobre un mundo que creía irreal. Pues bien, aquel mundo es real. Es este. Todos vosotros estáis aquí por que pertenecéis a el. Tu, Nico, eres un mago del sur. Alexa, tu eres una bruja. No te asuste no eres como la de los cuantos, no todas las brujas son malas. Lysandro, eres un multiforme. Puedes cambiar de aspecto cuanto desees. Tenemos un vampiro también, ese eres tu Hugo. Y por ultimo Mikaru y Kiara. Kiara es la hechicera blanca quien debe proteger este mundo. Y Mikaru, tu, pequeña, tu eres la princesa del cielo. Eres un ángel y ellos gobiernan el cielo por lo tanto tu dominas el cielo.
-¿Como voy a ser un vampiro? ¿estas loco? -pregunto el tal Hugo indignado.
-Hugo, dice la verdad. -le dijo la hechicera posando su mano en el hombro del chico.
-¿Como lo sabes?
-Mi madre me lo contó. Bueno, técnicamente no me lo contó sino que me dejo una carta explicándome que esto era real. Os lo iba a contar pero en ella ponía que no podía.
-Igual también era mentira.
-No es mentira. Esto es real. -le dije poniéndome entre el y Kiara. No me gustaba que la llamara mentirosa.
-¿A si? ¿y tu que eres? -ante el tono burlón del vampiro salte y acto seguido aterrice a cuatro patas sobre el frió suelo de la sala. -¿eres un hombre-lobo?
-Creo que esta claro que sí -conteste. Y volví a saltar para transformarme de nuevo en humano. El chico se quedo a cuadros. Seguro que eso no se lo esperaba.
-Matew, ya te e dicho miles de veces que no te transformes aquí. -me dijo el hombre de la túnica.
-Sí, lo siento sñ. Doilin.
-Oye, Matt. ¿podrías encargarte de mostrar a cada uno su habitación?
-Claro.
-Y después enseña a Kiara los alrededores y cuéntale lo que sucede.
-Vale. Seguirme, os llevare a las habitaciones.

Les enseñe sus habitaciones y después salí de aquel gran edificio con Kiara. Primero le mostré una parte del bosque que había al rededor de la mansión. Me encantaba aquel lugar. Se respiraba tranquilidad. Un pequeño río lo atravesaba y en el flotaban siempre pequeñas flores de muchos colores con peces dorados que las seguían atraídos por su belleza. También le enseñe las flores de la luna. Parecidas a las rosas, pero de color azul oscuro, casi negro, hasta que llegaba la noche. Entonces empezaban a brillar.

-Esto es precioso. -dijo la chica emocionada.
-Sí. -conteste. Aunque después me di cuenta de que igual había sido un poco borde. ¿Que más daba? Total dentro de poco se iría y no la volvería a ver. Mejor no encariñare. De repente Kiara se paro delante de una flor con pétalos rosas y azules.
-¿Pasa algo? -le pregunte. Intentando disimular, ya que yo sabía por que miraba aquella flor.
-No, nada. -dijo moviendo la cabeza hacía los lados.
-Se llama Arnea. -al decirle esto me miro extrañada. -La flor.
-Ah, vale.

Seguimos caminando rato hasta llegar a el lago. Una vez allí nos sentamos sobre unas rocas y contemplamos el anochecer.

-Me lo e pasado muy bien -me dijo Kiara. Iba a decirle que yo también pero cambie de opinión.
-Me alegro.
-¡No seas tan seco con ella, Matt! -dijo una voz que me sonaba familiar. Mire al rededor y vi a Serena la infa del lago Zin saliendo del agua. Una chica alta, de pelo cortito y negro y de ojos verdes.
-Hola Serena.
-Hola Matt. ¿Ella es...?
-Kiara -dijo ella misma presentándose.
-¿Como? ¿Ya as llegado? ¡No te esperábamos todavía! Debo avisar a mi hermana Zafira. ¡Y también tengo que mandar a los peces mensajeros a todos los rincones de Keyala! -corriendo se metió de nuevo en el lago. Vi que Kiara estaba con los ojos muy abiertos. Pobre, acaba de llegar y no paraba de descubrir cosas.
-Serena es, digamos, una mensajera. Hace que todo Keyala se entere de las noticias importantes, como tu llegada. Su hermana, Zafira también se encarga de ello, aunque esta en otro lago. El lago Vilóe.
-Entiendo. ¿Y que es eso de peces mensajeros?
-Hay un complejo recorrido de ríos subterráneos por los que se puede llegar a cualquier lugar. El problema es que no hay aire, de modo que a los peces mensajeros llevan los mensajes.
-Ajam. -asiente Kiara.

De repente nos quedamos callados. Había oscurecido. La miro, y me doy cuenta que llevaba puesto aquel collar de piedrecitas que tanto me había costado hacer. No sabía por que se lo había regalado. Fue, un impulso.
Había una suave brisa que hacia que su largo cabello se despeinara. Intento peinarse un poco con las manos. Intente no reírme pero no pude. Me empece a reír y ella se que quedo mirando. Pare de reír pensando que igual le a molestado, entonces ella empezó a reírse de mi, y yo, me reí con ella.

En pleno ataque de risa volvió a aparecer Serena muy apurada.
-¡Matt! ¡Ha vuelto a pasar! -me grito. Al escuchar eso se me borro la sonrisa de la cara. Agarre a Kiara de la mano y nos alejamos casi corriendo.

No necesitaba saber nada más. Sabia a que se refería, y no era nada bueno. Llegamos a la mansión agotados. Acompañe a Kiara a su habitación y después fui a buscar a el sñ. Doilin. Lo encontré en su despacho como siempre. Me acerque a el y al ver su rostro supe que ya sabía lo que había sucedido.

-Esta vez a sido en Tádila, reino de las hadas. -me dijo nada más verme.
-¡Maldición! No son tontos, se abran aprovechado de que estuviéramos ocupados con la llegada de Kiara.
-Sí. Y gracias a eso se han llevado a la reina Mali.
-¿Y ahora que hacemos?
-Tenemos que entrenar a la hechicera blanca y a sus amigos. Solos no lo conseguiremos.
-Sí, lo se. Mañana partiré a algunas regiones si te parece bien para así traer mentores pera los chicos.
-Me parece bien. Puedes ir a Bruber, hogar de las brujas y a Camtai, donde los multiformes. Y ya que vas pasa por Hander, y trae a algún elfo. Son grandes curanderos.
-De acuerdo. ¿Me llevo a Alexa y al multiforme? -el nombre de ese chico me es imposible de recordar.
-Sí, y lleva también a Kiara. Yo pediré a Serena que avise a los demás para que manden aquí a mentores.
-Esta bien.
-Ahora ve a dormir. Mañana os espera un duro día.

Salí del despacho y fui a mi habitación. No sabía por que pero sentía una gran felicidad por que la chica con la que había pasado la tarde estuviese aquí. Me acosté, pero no conseguía dormir. Recordaba la vez que la vi por primera vez. Cuando ella leía en el bosque. Por desgracia se asusto y se fue corriendo. Desde aquel día no me la conseguía sacar de la cabeza ¿Que me estaba pasando?



Capitulo 3

Capitulo 3: Mikaru

La luz que se filtraba por la ventana me despertó. Casi de un salto salí de la cama. Abrí la ventana que daba al jardín y me asome para contemplar en buen tiempo que hacia.

Tras ordenar la habitación me vestí. Como de costumbre me puse un vestido. Escogí ponerme mi vestido de color azul celeste con un pequeño cinturón blanco y unas bailarinas blancas.

Después de arreglarme salí de mi habitación y fui a desayunar. Mientras desayunaba vi a mi hermana Kiara bajando las escaleras medio dormida. Cuando acabe de prepararme como tenia que esperar a que Nico me viniese a buscas decidí hacer de mi lagrima de cristal un colgante. Cuando iba a dar por imposible que mi lagrima pudiese usarse como colgante se me vino a la cabeza la idea de que con un trozo de hilo de metal podría rodear la lagrima de modo que no se cayese. Eso ice. Justo a tiempo ya que Nico apareció en casa un par de minutos después.

-Hola Mika. ¡Que bonito vestido!
-Hola Nico -le dije muy alegre -Gracias
-¿Que tal as dormido?
-Muy bien ¿y tu?
-Muy bien.

Al llegar a clase vi como todos me miraban. Nico me dio un toque en el brazo para que reaccionara.

-No les hagas caso Mika. Son idiotas.

Me senté en mi sitio y saque las cosas. Unos chicos me empezaron a tirar bolitas de papel, pero por suerte sonó el timbre y la profesora entro en el aula. Tras tres oras de clase el timbre que anunciaba el recreo sonó. Nicolas y yo salimos juntos de la clase y mientras nos comíamos el almuerzo hablábamos sentados en el césped. Un grupo de chicos y alguna chica se acercaron a molestar.

-Mikaru, me encanta tu vestido. Es super guay ¿verdad? -dijo una chica pelirroja con tono de burla.
-Sí, tía. Quiero uno igual. -dijo su amiga siguiéndole el juego.
-María, Laura. Dejarla en paz. -Nico me estaba defendiendo de nuevo.
-¿Y si no que? -contesto uno de los chicos.
-No quieras saberlo. -mi amigo se levanto del césped casi de un salto y se puso frente a aquel chico.
-¿Me vas a pegar?
-Puede.
-No te atreves. Eres un cobarde. Y estas con ella por que no tienes más amigos. Admítelo.
-¡Callate! -grito Nicolas.
-Eres un friki. Siempre lo has sido y siempre lo seras.
-¡Que te calles! -grito aun más enfadado. Yo no sabia que hacer. Tenia un mal presentimiento.
-Y ese collar que llevas ¡es ridículo! Es horri... -no pudo acabar la frase por que el puño de Nico le dio en toda la cara. Mi amigo se quedo un rato mirando al chico que estaba tendido en el suelo mirándolo asustado y acto seguido el chico de ojos verde echo a correr lejos de hay. Me levante corriendo y trate de seguir a mi amigo pero corría más
que yo y lo perdí de vista.

Tras buscarlo durante media hora lo encontré en el ático de la la escuela. Una habitación oscura y siniestra, con una muy pequeña ventana medio rota y trastos por doquier. Me acerque a mi amigo y me senté a su lado.

-Nico, ¿estas bien? ¿que ha pasado? -dije pasando le el brazo por encima del hombro.
-Sí, sí. Tranquila. Es que no soporto que se metan con mi collar -me contó mientras sostenía el colgante entre sus manos. -Pertenecía a mi madre. Desapareció el día después de que me lo diese.
-Vaya. No lo sabía. Lo siento.
-No es tu culpa. Nadie lo sabe. Prefiero guardarlo en secreto.

En ese mismo instante el director y su secretaria entraron al ático muy enfadados y nos llevaron con ellos a su despacho para llamar a nuestros padres. Tras el terrible sermón que nos echaron a los dos, nos mandaron a casa como castigo.

En el camino de vuelta a casa apenas hablamos, notaba que Nico no se encontraba bien y preferí dejarlo tranquilo.
Cuando llegue a casa recibí la llamada de mi tía de nuevo, aunque esta vez estaba más tranquila y parecía se había calmado. Por suerte no me castigo, solo me dijo que a la próxima me castigaría de por vida.

Como no tenía nada que hacer me senté en el sofá y me puse a ver la tele. A las dos horas más o menos llego mi hermana.

-Hola Mika -me dijo muy contenta.
-Hola Kia, ¿que tal?
-Muy bien. Alex me ha contado que el sábado van a ir al bosque de acampada y nos ha invitado a las dos.
-¿A que dos? ¿A ti y a mi? -pregunte desorientada.
-¡Sí! Y me han dicho que puedes llevar a Nico si quieres.
-¿¡Enserio?! ¡Que bien!
-¡Sí!
-Pero ahora habrá que convencer a la tía.
-Sí. ¿Vamos a comer?
-Vale.

Después de comer llame a mi tía Mery y Kiara llamo a Eric. ¡Nos dejaron! No nos lo creíamos. Corriendo llame a Nico que su padre me dijo que Nicolas estaba encerrado en su habitación y se negaba a salir por lo que decidí ir a su casa en persona.

No estaba segura de donde vivía pero su padre me dio las explicaciones necesarias para llegar. Camine a paso ligero para llegar cuanto antes a casa de mi amigo. Una vez allí, su padre, un hombre alto de pelo negro y ojos verdes me abrió la puerta.

-Hola, tu eres Mikaru ¿verdad? -yo asentí. -Encantado soy Raul, el padre de Nico. Sube las escaleras y ve asta el fondo. La puerta de la derecha es la que da al cuarto de Nicolas.
-Vale gracias. -seguí sus indicaciones y llegue a la habitación del chico. Golpee la puerta un par de veces, pero nadie contesto. Volví a llamar y esta vez si que contestaron:
-¡No quiero hablar con nadie! ¡Dejame solo! -grito mi amigo. Yo abrí la puerta y asome la cabeza.
-¿Conmigo tampoco? -dije tratando de parecer lo mas tranquila posible.
-¡Mika! ¿Que haces aquí? -contesto más alegre y corrió hacía mi y me abrazo.
-Eh venido a ver como estabas.
-Gracias por preocuparte.
-De nada. Ademas, tengo una buena noticia.
-¿A sí? Dime.
-Mi hermana va el sábado con sus amigos de acampada al bosque -hice una pequeña pausa para darle suspense. -¡Y nos han invitado!
-¿¡Enserio?!
-¡Sí!
-¡Es genial! Vamos a pedirle permiso a mi padre.
-Vale.

Al padre de Nico no le gusto mucho la idea de que unos niños fueran al bosque de noche, pero al explicarle que íbamos con mi hermana y sus amigos que ya habían ido más de una vez le pareció bien.

El fin de semana llego rápido. El sábado después de comer Nico, mi hermana y yo fuimos al parque en el cual habíamos quedado con los demás.
Cuando ya estábamos todos comenzamos a caminar en dirección al bosque. Durante el camino fui ablando casi todo el tiempo con Nico y con Hugo. Mi hermana iba delante con Lys y Alex.
Casi había caído la noche cuando llegamos a un claro apartado de la ciudad. Pusimos los sacos tendidos en el suelo y con unos pequeños palos hicimos fuego.

-¡Por fin hemos llegado! -dijo Hugo dejándose caer sobre su saco de dormir.
-Sí, que bien. -contesto Alexa
-¿Tenéis hambre? -pregunto Lys sacando un par de bolsas de patatas de la mochila.

Mientras comíamos hablábamos y nos contábamos cosas extrañas que nos hubieran pasado. De repente me fije en que mi hermana llevaba dos collares. Uno era de plata con piedras muy pequeñas de collares y el otro era el collar de nuestra madre. ¿Por que se habría traído aquellos collares? Decidí no darle importancia y cuando iba a girarme para decirle algo a Nico vi como el relicario de mi madre empezaba a brillar.

-¿Kiara? -dije con un suave hilo de voz.

Mi hermana abrió el relicario y vi que dentro de el había una brújula. Pero en vez de marcar el norte marcaba el bosque. Mi hermana y yo miramos a donde la aguja apuntaba y vimos que había un lobo mirándonos. Más grande que cualquiera que hubiese visto. Mi hermana se levanto ante la vista de todos y fue a donde el lobo estaba. Ninguno sabíamos que estaba haciendo mi hermana, pero no íbamos a dejarla sola así que la seguimos.
El lobo se adentro en el bosque y nosotros tras el. Tras caminar unos metros llegamos a un pequeño lago cuyas aguas se agitaban a causa de la cascada que había en el. El extraño animal se coloco frente a la cascada y como por arte de magia un estrecho camino de piedra apareció frente a el. Avanzo poco a poco mientras la cascada se habría cual cortina. Todos fuimos tras el.

Detrás de la cascada descubrimos que había algo parecido a un túnel. Nos dimos todos la mono y avanzamos hacía la salida. Después de un par de minutos llegamos a la salida. No sabíamos donde estábamos, pero vimos que era de día cuando al otro lado ya era de noche. Me fije más y descubrí algo que no esperaba ver.

Árboles.

Árboles gigante. Metros y metros de altura, de colores verdes y azules. Casi rozaban el cielo. Y en el suelo podías ver flores que nunca antes habías visto. Flores de vivos colores. Trate de tocar una de color naranja y amarillo pero al contacto con mi piel la flor empezó a volar. Otras flores moradas de diversos tamaños sonaban como campanas. Y unas que parecían setas gigantes eran como colchonetas elásticas. No me lo podía creer. Tenia que estar soñando. De repente me acorde del lobo que nos había llevado hasta allí y descubrí que no estaba. En su lugar un chico de pelo negro y largo con ojos grisáceos y una cicatriz de lo que parecía ser un arañazo en el brazo, estaba sentado en uno de esas “setas”.

Vi que mi hermana se acercaba a el. Quise acercarme, pero intuí que seria mejor quedarme donde estaba.

Capitulo 2





Capitulo 2: Kiara



Abrí el sobre poco a poco y descubrí que en el interior se encontraba una carta escrita a mano por mi madre. Me quede un rato mirándola pero al final decidí leerla.

Querida Kiara:
Si estas leyendo esto significa que ya no me encuentro a tu lado, pero no te preocupes, aunque no me veas siempre estaré contigo.
Tengo tantas cosas que contarte que no se por donde empezar. Se que te sera difícil de creer, pero, debo contarte que yo al igual que tu y nuestras antepasadas e escrito sobre un mundo creado por mi. El caso es que ese mundo es real. Tu y tu hermana pertenecéis a ese mundo. Tu eres la hechicera blanca, tienes grandes poderes y eres quien debe gobernar este mundo y hacer lo posible para que cierna la paz. Y en cuando a tu hermana, ella es la princesa de los ángeles, también posee algún que otro poder mágico, puede volar y puede hacer que el clima cambie. Puede provocar huracanes, ventiscas, sequías, etc. Y por cierto, ya que es un ángel vuela.
Ambas deberéis encargaros de cuidar ese extraño mundo. Para acceder a el solo necesitas mi collar. Si lo abres veras que dentro del relicario hay una brújula que parece estar rota ya que no señala el norte. Solo debes seguir la dirección que marque si esta brillando, de lo contrario te llevara a la caverna Grown, que es el pasadizo a el Lidra, donde se encuentran los mayores peligros de aquel mundo.
Por favor, tener mucho cuidado. Echa un vistazo a mi cuaderno cuando puedas, este te podrá ayudar. Posee mucha información que puede serte útil. No cuentes esto a nadie. Y si vas a aquel mundo trata de contactar con la reina de las hadas, Mali. Era una gran amiga mía y podrá ayudarte.
Te quiero, cuidate.
Besos

Tras leer eso me quede conmocionada, no creía que eso pudiera ser verdad. Guarde las cosas en la caja tratando de olvidarme de la carta. Fue entonces cuando mi hermana entro llorando a la habitación.

-Kia, tengo que contarte algo. -dijo muy preocupada.
-¿Que pasa Mika?
-¿Sabes que cuando has llegado del instituto tu cuarto estaba desordenado? Pues fui yo. Sin querer. No se como pero estaba buscando mi boli azul en tu cuarto y de repente no se como lo ice pero entro una bocanada de aire y desordeno todo. Entonces llegaste a casa y me escondí debajo de la cama y cuando te fuiste lo ordene también como con una bocanada de aire. -¿como? ¡Era imposible! ¿Lo que ponía en la carta era real entonces? -lo siento, Kia. -diciendo esto usa lagrimas empezaron a caer por su mejilla, y se convertían en cristal cuando dejaban de estar en contacto con su piel.

Parecía mágico.
Cogí una de esas pequeñas lagrimas de cristal y se la enseñe a mi hermana que no se si se asombro o asusto. Se la guardo en el bolsillo y me miro.

-Kia, ¿que me esta pasando? -me pregunto muy asustada.
-No lo se, pero lo averiguaremos.
-Vale -dijo algo más alegre -¿Me puedo quedar aquí a dormir?
-Vale, ben anda. -la abrace le acaricie el pelo para que se calmase.

Como al día siguiente no había clase no nos despertamos hasta tarde, y después fuimos a pasear por el parque y después al lago. Mientras caminábamos tenia la sensación de que conocía a gran parte de las personas a las que nos cruzábamos en nuestro camino.

Una vez en casa comimos y me fui a mi cuarto para leer el cuaderno de mi madre, ya que igual decía algo sobre las lagrimas de cristal de mi hermana. Tras pasar un rato leyendo encontré algo relacionado con eso. Decía que las lagrimas de cristal poseían poderes curativos y que quien llevara una encima conseguiría que sus sentidos se desarrollaran.

Me calmo saber que no era nada malo. Aunque si las lagrimas cayeran en las manos equivocadas podrían ser muy peligrosas.

De repente la puerta de mi cuarto se abrió y por ella entro Mika. Me pregunto que si su amigo podía venir a casa un rato y así poder ayudarle un poco con las clases, por que como acababa de llegar había materia que a lo mejor no conocía. Me pareció buena idea y le deje venir. Ademas me gustaba que mi hermana estuviera con gente de su edad. Tenia doce años y ningún amigo. No podía ser así. Era muy pequeña para estar sola. Y no podía ir siempre conmigo cuando era tres años mayor. Debía relacionarse con gente de su edad.

Cuando mi hermana salio de la habitación volví a seguir leyendo. Mire en el indice y hubo un punto que me causo interés por lo que fui directamente a aquella pagina.

Sensación de Smash:
La sensación de Smash es cuando una hechicera blanca siente que conoce a personas a las que nunca antes había visto. Esto significa que esas personas tienes alguna clase de relación con este mundo. Pero hay que tener cuidado ya que no puedes que conocen su secreto ya que podrían ser enemigos.

No quería leer más, ya había sido demasiado. Según eso las personas que había visto aquella mañana podrían ser enemigos.

Opte por bajar a conocer a el amigo de mi hermana. Al llegar al salón vi a mi hermana con un chico moreno de ojos muy verdes y que llevaba un extraño collar plateado con algo parecido a una canica de color verde esmeralda. Tuve aquella estaña sensación de que conocía a aquel chico, pero antes de asustarme recordé que podía ser un aliado por lo que no ice nada y decidí comportarme con naturalidad.

-Hola chicos -les salude.
-Hola Kia. El es Nico
-Hola Kiara. Mikaru me a hablado de ti -dijo con una sonrisa encantadora.
-Y ami de ti -conteste intentando mostrarme tranquila. -¿Que estáis haciendo?
-Estábamos repasando álgebra, aunque se le da mejor a ella que a mi -se rió Nico.
-Vale, cualquier cosa me avisáis ¿vale? -Mika alzo el pulgar para decir que sí y siguieron estudiando.

Salí de casa para despejarme y comencé a andar sin un rumbo fijo. Al final acabe llegando al bosque. Me senté en una piedra y me puse a leer mi cuaderno. Era en parte como un diario. Si me pasaba algo lo apuntaba pero distorsionando la realidad.
Recuerdo que una vez, unas chicas de mi clase se rieron de mi y las dibuje como si fueran feas brujas. Otra vez, un caballo intento morderme y lo apunte como si este fuera un centauro.

De repente me acorde de mi hermana y mire el reloj. ¡Habían pasado dos oras! Recogí a toda prisa y me dirigí a la salida del bosque. Un ruido detrás de mi me izo reaccionar vi una sombra que se acercaba a mi y sin poder evitarlo eche a correr lejos de hay.

Llegue a casa agotada. Nicolas ya se había ido y Mika había preparado la cena. Esperamos a que llegasen Eric y Mery para empezar a cenar.
Después de cenar volví a mi cuarto e intenté recordar lo que había visto en el bosque, pero fue inútil. Me fui a la cama pero apenas dormí. Me daba la sensación de que alguien me miraba desde la ventana.

Me desperté temprano y me asee. Pase la mañana con Alex, que me estuvo enseñando la ciudad. Y por la tarde estuve viendo una película con mi hermana. De vez en cuando, miraba por la ventana ya que la sensación de que me miraban no desaparecía.


Aquella noche hoy un ruido y me asome a la ventana. No vi a nadie pero para mi asombro vi una extraña flor con pétalos de color rosa y azul. No tenia espinas pero si unas preciosas hojas verdes y un lazo morado con un precioso colgante de plata con pequeñas piedritas de vivos colores. Cogí ambos y los examine. No había ninguna nota, pero mirando mas fijamente el reverso del colgante vi que ponía Keyala. No sabia que significaba, pero me gusta. Me puse el colgante y cogí un pequeño jarrón para la extraña flor. Tras hacer eso me acosté casi de inmediato me dormí.

Capitulo 1

Capitulo 1: Kiara

Iba caminando tranquilamente mientras la lluvia mojaba mi largo pelo castaño claro, y mi vestido azul, apenas cubierto por mi chaqueta negra. Mis botas negras hacían salpicar los pequeños charcos que se habían formado en la acera de modo que mis leotardos también acabaron mojados.

La gente me miraba de forma extraña mientras corrían apresuradamente procurando protegerse de la tormenta. No entendía por que las personas trataban de huir de la lluvia si al fin y al cabo, solo era agua. Daba la sensación de que al igual que las brujas se desharían con el contacto del agua.

Me daba gracia ver a la gente tan apurada y nerviosa. A lo mejor no fue tan mala idea habernos mudado, aunque, sigo sin creerme del todo que pasara lo que paso. Dos meses atrás, mientras mi hermana pequeña y yo estábamos en la escuela, mis padres fueron victimas de un terrible accidente producido por unos conductores borrachos en el que no lograron salir con vida, por lo que mis tíos Eric y Mery nos acogieron en su casa a mi hermana y a mi.

Caminaba a casa tras haber ido a comprar algo de material para el instituto. No esperaba mucho del cambio de instituto, ya que seguramente seria como en el que estuve anteriormente. No tenia amigos, bueno, tuve una, pero se mudo y no la volví a ver.

Un día ya cansada de no hacer nada en mi tiempo libre comencé a escribir sobre un mundo creado por mi misma donde podías encontrar todo lo que pudieses imaginar y más. El primer ser que cree fue un coton. Una extraña criatura que normalmente se presentaba con apariencia animal. Estos nacían en el árbol de los comienzos en la cima de la montaña gris. Cada uno de ello estaba conectado con otro habitante de aquel extraño mundo, es decir, su protegido y podían comunicarse por telepatía. Al mismo tiempo, ambos podían intuir si el otro corría peligro y así poder ayudarlo.

Bueno, volviendo a la realidad, como bien e dicho antes, me dirigía a casa. La lluvia había cesado y el sol salio acompañado por un precioso arco iris.

Nada más llegar a casa, salude a mi familia, subí las escaleras para así llegar a mi cuarto, prepare una mochila para clase y después me puse el pijama y me seque un poco el pelo. Baje a la cocina para cenar y al acabar volví a mi habitación. No tarde en dormir, ya que hacía semanas que no dormía debido a la muerte de mis padres.

Un insoportable pitido me despertó, eran las siete de la mañana, me levante despacio y abrí la persiana para que entrase la luz. Salí de la habitación y entre al baño en el cual me duche y asee. Salí ya peinada y maquillada. El pelo suelo, como de costumbre y mis ojos verdes rodeados por una fina raya negra y algo de rimel. De vuelta en mi habitación me puse unos vaqueros, una camiseta fucsia, la misma chaqueta del día anterior un poco húmeda y unas vans azules.

Me fui de casa con la mochila a cuestas y con la compañía de mi hermana. Mire el reloj y al ver que llegábamos tarde eche a correr. Cuando por fin llegue al instituto, me despedí de mi hermana y mire al rededor del patio en busca de un profesor para preguntarle donde estaba la sala de delegados para confirmar mi inscripción. No había ningún profesor al rededor, ¿como no podía haber ninguno? En fin, me acerque a un chico que estaba sentado bajo un árbol en el césped escuchando música, con un pelo negro tan largo que casi le tapaba toda la cara y ojos de semejante color. Me acerque a el para preguntarle. Le toque el hombro para llamar su atención, se quita el pelo de la cara y me mira serio.

-¿Que quieres, morena? –me pregunto con una sonrisa picara. ¿Morena? ¿Enserio? Más que morena yo diría rubia...
-Hola, soy nueva y buscaba la sala de delegados. ¿Podrías decirme donde esta?
-¿Acaso tengo pinta de guía turístico?
-No tienes por que ser borde que solo e preguntado
-Yo también te e preguntado guapita –cada vez soporto menos a este chico. –Pero deberías empezar a buscar dentó aquí fuera no encontraras nada.
-Gracias, no se que haría sin tu ayuda… -le respondí irónicamente.
-De nada guapa –diciendo esto me guiño un ojo... ¡que niño más insoportable!

Decidí no seguir con esa conversación y me adentre en el gran edificio de piedra en busca de quien me pudiera ayudar, el problema es que las clases habían empezado y todos estaban en sus respectivas aulas.

Tras casi una hora encuentre la condenada sala y entre sin siquiera llamar a la puerta. Dentro me espero tal sorpresa que me quede paralizada. Parece mentira, pero estaba segura de que es ella.

Alexa.

La única amiga que e tenido, aquella que se mudo hace ya siete años. Era ella sin duda. Su larga melena rubia y sus ojos azules son inconfundibles. De repente, me miro y nos quedamos un rato analizándonos mutuamente. Llevaba puesta una bonita minifalda vaquera, una camiseta azul con tachuelas, una cazadora negra de cuero y unas botas del mismo material. No cabía duda de que era ella.

-¿Alexa? –pregunte rompiendo el silencio con un fino hilo de voz.
-¿Kiara? ¿De verdad ere tu? - ¡me había reconocido! Sin poder evitarlo eche a correr hacia ella y la abrace muy fuerte.
-¡No me puedo creer que estés aquí Kia! –me dijo mi amiga muy contenta.
-¡Yo tampoco Alex! Te echaba de menos –diciendo esto la abracé aún más fuerte.
-¡Y yo a ti!
-Por cierto, ¿eres tú la delegada? –le pregunte.
-Si, soy yo.
-Ah, pues toma mi formulario y demás –dije dándole una carpeta roja con todos mis datos en el interior.
-Gracias Kia. ¿Quieres que te enseñe el instituto? –me pregunto mientras guardaba la carpeta.
-Vale, pero, ¿no tienes que ir a clase?
-No, como soy la delegada y es tu primer día me dejan faltar para enseñarte todo esto.
-¡Que bien! -dije muy contenta. -Entonces, ¿a que esperamos? ¡Vamos!

Mi amiga me dio la mano y salimos corriendo de aquella sala. Me enseño todo el instituto y sinceramente, aunque era muy grande no me pareció especialmente bonito.
Al acabar la visita nos sentamos en un banco situado cerca de la salida del edificio y comenzamos a hablar de como había ido todo durante el tiempo que habíamos estado separadas. Me explico que quiso volver para verme pero que entre una cosa y otra no pudo y luego ya según pasaron los años pensó que ya no me acordaría de ella o que seria incomodo el encuentro.

-Por cierto Kia, ¿Que haces aquí? -me pregunto mi amiga
-Estoy viviendo en casa de mis tíos Eric y Mery.
-¿Por que?
-Es que, hace dos meses hubo un accidente de trafico...
-Y tus padres estaban en el ¿No? -dijo apoyando su mano sobre mi hombro intentando consolarme.
-Sí, y ahora mi hermana y yo vivimos aquí.
-Lo siento mucho Kia -me abrazo muy fuerte y se me escapo alguna lagrimita.
-No pasa nada. Tranquila.

Me seque las lagrimas y empezamos a caminar hacía la salida. Cuando estábamos a punto de salir nos encontramos con el chico con el que había hablado aquella mañana y otro que tenia el pelo grisáceo y ojos bicolores. El derecho verde y el izquierdo azulado.

-Hola chicos -dijo Alex -Ella es Kiara, y eramos amigas de pequeñas.
-Hola Kiara, yo soy Lysandro, encantado -me dijo el desconocido.
-Encantada -conteste alegremente.
-Hola guapita -el chico del pelo negro me volvió a hablar con la misma sonrisa picara que aquella mañana.
-¿Os conocéis? -pregunto mi amiga extrañada.
-Más o menos -conteste yo.
-El es Hugo -me dijo su amigo. Luego se acerco a mi y me susurro -No hagas mucho caso de lo que te diga ¿vale?

Yo me reí. Y salí con Alex del instituto. Me acompaño a casa y luego se fue a la suya.

Una vez en casa, vi que mi hermana aun no había llegado así que me dirigí a mi cuarto. Abrí la puerta y al hacerlo vi que mi habitación estaba totalmente desordenada, papeles por el suelo, la ropa tirada por todos lados, la ventana abierta... Salí corriendo y llame a mi tía. Me senté en el sofá y espere a que llegara mi tía.
Tras una media hora llego mi tía y volví con ella a mi cuarto.
No me lo podía creer.
Cuando entre la habitación estaba ordenada de nuevo.

-Cielo, la habitación esta ordenada. -me dijo mi tía. No me lo podía creer.
-Pero, pero...
-Cielo, tengo que volver al trabajo.
-Vale tía, adiós.
-Adiós.

Me dio dos besos y salio de casa. A los dos minutos vi que la puerta se abría y por ella entraba mi hermana, con su ondulado y largo pelo castaño y sus preciosos ojos color miel. Empezamos a hablar de como había ido nuestro día mientras comíamos. Le conté que me había encontrado con Alexa y se alegro mucho.

-¿Y tu has echo amigos? -le pregunte a mi hermana.
-¡Sí! E echo uno. Los demás se han empezado a reír de mi por mi nombre y el me a defendido. Es muy simpático. -a mi hermana siempre le pasaba lo mismo. Mikaru. Ese era su nombre aunque todos la llamaban Mika. Mi madre lo eligió por que su mejor amiga se llamaba así.
-No te preocupes, mañana ira todo mejor -le dije abrazándola.


Aquel día pase toda la tarde intentando entender como era posible que mi cuarto se hubiese ordenado solo. Como no entendía nada decidí escribir un rato en mi cuarto para tranquilizarme. Saque la caja de flores en la que guardaba mi cuaderno, otro que era de mi madre, algunas fotos y el collar de mi madre. Me puse el collar y saque ambos cuadernos. Vi que del cuaderno de mi madre salia una carta y me quede dudando de si abrirla o no. Vi que ponía mi nombre y que era de mi madre. La sostuve entre mis manos sin sabes si abrirla o no. ¿Que pondría en ella?